¿Nuestros nuevos superhéroes?



Cuando hablamos de un virus, normalmente los asociamos con enfermedad, con algo muy negativo, sin embargo, no todos los virus son iguales, si bien, algunos causan enfermedades devastadoras, existen algunos que pueden hacer justamente lo opuesto: curar enfermedades. A esta clase de virus se les conoce como “Fagos”.

Un fago, es un organismo verdaderamente diminuto, con cabeza, cuerpo largo y unas fibras que se asemejan a una clase de patas. Estos son sumamente abundantes, algunos investigadores han estimado, incluso, que los fagos son los organismos más abundantes de nuestro planeta, tan solo en las palmas de las manos tenemos más de 10 mil millones de fagos en cada una ¿Qué hacen ahí? Pues bien, ellos se dedican a infectar bacterias, y son muy buenos para ello, y como nuestras manos, como la mayor parte del cuerpo, son lugares ideales para la actividad de ellas, las vuelve un área de caza ideal para los fagos. Lo importante de esto es recalcar que son extremadamente selectivos, ya que, por lo general, infectan a un solo tipo de bacteria, esto lo hacen gracias a sus fibras en forma de patas, que son, de hecho, receptores increíblemente sensibles, que buscan la superficie adecuada en las bacterias; una vez que la encuentra, el fago se adhiere a la pared celular de la bacteria y le inyecta su ADN. El ADN se encuentra en la cabeza del fago y se transmite a la bacteria por medio del cuerpo largo. En esta instancia, el fago reprograma la bacteria para que produzca montones de fagos nuevos. La bacteria, de hecho, se convierte en una fábrica de fagos. Una vez que unos 50 a 100 fagos se hayan acumulado dentro de la célula bacteriana, los fagos pueden liberar una proteína que rompe la pared celular de la bacteria. Cuando la bacteria estalla, los fagos se liberan y salen de caza para infectar una nueva bacteria. Y justamente este hecho es lo que los hace atractivos desde un punto de vista médico, porque estamos hablando de organismos que se encuentran en la naturaleza cuya función podemos resumir en: cazar, infectar y eliminar bacterias.

¿Cómo puede ser que dispongamos de algo que funciona tan bien en la naturaleza, todo el tiempo, en cualquier lugar, y aun así, en la mayor parte del mundo, todavía no tengamos un fármaco en el mercado que use este principio para combatir las infecciones bacterianas? La respuesta sencilla es: nadie ha desarrollado aún este tipo de droga, al menos no una que cumpla con las regulaciones de Occidente, que es el que establece las normas para gran parte del mundo. Para entender el porqué, tenemos que repasar brevemente la historia: ya que aunque el descubrimiento de los fagos se remonta a 1917 por Félix d'Herelle, y en las décadas de 1920 y 1930, la gente ya notaba el potencial médico de los fagos, en 1940 aparecieron los primeros antibióticos químicos que cambiaron completamente el panorama. Los antibióticos en verdad funcionan de forma muy distinta a los fagos. Principalmente, inhiben el crecimiento de bacterias, y no les es muy relevante el tipo de bacteria presente. Los que denominamos de amplio espectro actúan contra una amplia gama de bacterias. Si los comparamos con los fagos, que actúan específicamente contra un tipo de bacterias, la ventaja es evidente. En ese entonces, debió sentirse como un sueño hecho realidad. Tenías un paciente con una posible infección bacteriana, le dabas el antibiótico y, sin tener que entender del todo cómo funcionan las bacterias que causan la enfermedad, la mayoría de los pacientes se curaba. En consecuencia, desarrollamos más y más antibióticos y, con toda razón, se volvieron la principal terapia para las infecciones bacterianas. Y, además, han contribuido enormemente a aumentar la esperanza de vida. Así que comenzamos a olvidarnos de los fagos, pensado que ya habíamos resuelto el problema de las infecciones bacterianas, aunque hoy en día se sabe bien que ya existen “superbacterias”, que son bacterias que se han vuelto resistentes a la mayoría de los antibióticos que existen para tratar las infecciones ¿Cómo pasó esto? Pues bien, no fuimos tan listos como pensábamos. Empezamos a utilizar antibióticos en todas partes, en los hospitales como tratamiento y prevención, en el hogar por un simple resfrío, en las granjas para mantener saludables a los animales... Las bacterias evolucionaron. Ante la arremetida de los antibióticos, las bacterias que mejor se adaptaron, sobrevivieron. Hoy las llamamos "bacterias multirresistentes".

Existen estudios que indican que para el 2050, diez millones de personas podrían morir por año a causa de infecciones resistentes a los antibióticos. Si comparamos esto con las ocho millones de defunciones por cáncer actualmente, veremos que esta estimación asusta. La buena notica es que aún contamos con los fagos y ellos no están impresionados por la resistencia a múltiples antibióticos, simplemente continúan cazando y eliminando bacterias a nuestro alrededor; además siguen siendo selectivos, lo que es algo bueno en la actualidad. Hoy podemos identificar con seguridad un patógeno bacteriano que esté causando una infección, en distintos contextos, y su selectividad nos ayudará a evitar algunos de los efectos secundarios comúnmente asociados con los antibióticos de amplio espectro. Este es un excelente momento para desarrollar drogas potentes y confiables basadas en fagos, ellos podrían ser los superhéroes que hemos estado esperando para combatir las infecciones resistentes a los antibióticos.


Referencias:

1. Clokie MR, Millard AD, Letarov AV, Heaphy S. Phages in nature. Bacteriophage. 2011 Jan;1(1):31-45.
2. Fruciano, D.E and Bourne S. Phage as an antimicrobial agent: d'Herelle's heretical theories and their role in the decline of phage prophylaxis in the West. Canadian Journal of Infectious Diseases and Medical Microbiology. 2007:19-26.
3. Antimicrobial Resistance: Tackling a crisis for the health and wealth of nations. The Review on Antimicrobial Resistance. 2014.
4. Belcredi A. How a long-forgotten virus could help us solve the antibiotics crisis. TED. 2018
5. Felix d’Herelle. On an invisible microbe antagonistic to dysentery bacilli. Note by M. F. d’Herelle, presented by M. Roux. Comptes Rendus Academie des Sciences 1917. Bacteriophage. 2011:1:1:3-5.




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